miércoles, 11 de diciembre de 2013

¿Cuánto vivía el hombre paleolítico realmente?

Uno de los argumentos de los cuales siempre se valen los detractores de este estilo de vida, es la expectativa de vida del “hombre de las cavernas”, soliendo argumentar que seguramente su dieta no sería tan buena como lo que se cree porque ellos no vivían más allá de los 40 años.


En primer lugar, argumentar que la dieta natural a la cual está adaptada una especie no es “tan buena” implica que ni siquiera se tienen nociones básicas de antropología y biología. Ni hablar de no haber leído nunca El Origen de las Especies de Darwin.
¿Te imaginás una dieta mejor para un león que la carne de cebra? ¿Lo podrías convencer a un león que lo que él comió durante toda su vida – y a lo cual se adaptaron sus genes para ser eficientes sobre ese sustrato energético y  NO OTRO- no es “tan bueno” para él y que hay algo mejor? ¿Cómo podría haber algo mejor para ese león si la novedad hace a la desadaptación?  Un nuevo sustrato energético dentro de una cadena alimentaria provoca una desadaptación,  una discordancia evolutiva e implica un reajuste a nivel genético que puede durar tan poco como… ¡millones de años!

En segundo lugar, siempre que se habla sobre cuánto vivía el “hombre de las cavernas”, se incurre en vaguedades, datos imprecisos y demás errores metodológicos.
1. “Hombre de las cavernas" es término muy ambiguo y poco académico; de hecho no fueron muchas las poblaciones humanas que vivieron en cavernas. Más aún, la era paleolítica tuvo lugar durante una franja de tiempo muy grande, desde hace casi 3 millones de años hasta hace 12 mil años. En ese período de tiempo, los patrones medioambientales fluctuaron enormemente, produciendo desadaptaciones (y posteriores adaptaciones) a todos los grupos de homínidos, variando sus dietas, comportamientos e influyendo en su expectativa de vida.
2. Se tiende a pensar que siempre hubo "humanidad", más precisamente civilización. La civilización como tal, como concepto global surge a partir de la agricultura. Previo a este hecho, éramos simplemente unos cuantos puñados de tribus dispersas por el mundo, con dietas, hábitos de vida y fenotipos probablemente muy diferentes. Por lo tanto, reunir a esas diversidades en un sólo grupo y asignarle cualidades generales es un tanto imprudente.
3. Siempre, pero siempre que se habla tan livianamente sobre este tema, se comete un error estadístico garrafal. Una cosa es la expectativa de vida (media aritmética) y otra es la edad real a la que solía morirse un individuo.
Para contestar esto, hay que adentrarse un poco más en la dispersión de valores dentro de la curva [f(x) donde x es Individuos e y es Años] y ver que en realidad la desviación estándar era muy grande.
Me explico. Tomemos una población de 10(diez) individuos de los cuales:
-5(cinco) mueren antes de cumplir el año de vida (mortalidad infantil elevada).
-5(cinco) viven hasta los 80(ochenta) años.
Resulta que la media aritmética es: (0+0+0+0+0+80+80+80+80+80)/10 = 40 años.
Quedarse con éste hecho estadístico, a los fines de analizar cómo vivía una determinada población humana, es irrelevante. A nadie le importa la media aritmética, porque, en realidad, ningún individuo vivió hasta los 40 años.
Entonces, observando detenidamente la dispersión en sí, la realidad era la siguiente:
1. Sí, había una mortalidad infantil elevada, lo que hace que la dispersión se corra hacia la izquierda, corriendo la campana de Gauss en esa dirección.
2. El trauma agudo no podía ser subsanado. Una pierna rota podía significar gangrena o indefensión ante depredadores. De nuevo, nos corre la campana hacia la izquierda.
3. La depredación era un hecho con el que se convivía cotidianamente; campana hacia la izquierda.
Más allá de todo eso, si un individuo sobrepasaba todas esas barreras naturales y reguladoras que hacen que un ecosistema se mantenga equilibrado (Después de todo, ¿es tan malo morir visto bajo una óptica ecológica despojada de antropocentrismo?), podía llegar tranquilamente hasta su edad genética (unos 90 años o más).

Staffan Lindeberg(*), un médico nutricionista sueco que estudió a los pobladores de la isla de Kitava (Papúa Nueva Guinea), asegura que encontró gran cantidad de individuos viejos de 90 años y que todos los pobladores tenían una salud óptima libres de enfermedades de la civilización (enfermedades modernas).
Cabe destacar que esta población era virgen y que tenía una estilo de vida cazador-recolector, tal cual lo eran las poblaciones paleolíticas.

Además de todo lo anterior, también podríamos preguntarnos cómo vivía el hombre paleolítico. Porque convengamos que no se trata sólo de vivir muchos años sino de vivirlos felizmente, entendida la felicidad como el mayor estado de salud posible.
La introducción de la agricultura produjo cambios desfavorables en el estilo de vida de las poblaciones humanas, deteriorando la salud de sus huesos, de sus dientes y arcos dentales y disminuyendo el tamaño de sus cerebros.
Demás está decir que introdujo una verdadera revolución a un nivel nunca antes visto por las seres humanos, creando desigualdad social y, en definitiva, siendo el primer motor de infelicidad… tema que quedará para otra publicación.

En resumen, la comparativa cazadores-recolectores vs agricultores es abrumadora.
En éste tema no me voy a extender. Dejo links al respecto:
1. http://huntergatherer.com/the-white-man-s-food-and-tooth-decay/
2. http://cast.uark.edu/local/icaes/conferences/wburg/posters/cslarsen/larsen.html
3. http://lesswrong.com/lw/a6z/brain_shrinkage_in_humans_over_past_20_000_years/
4. http://evolvify.com/evolution-of-human-diet-video/