lunes, 12 de agosto de 2013

Refutando a los refutadores de la paleodieta.

El otro día me pasaron un artículo en el que, en 15 puntos, el autor desbancaba a la paleodieta.
Simple, escueto y como si supiera, punto por punto explicaba "Por que la Paleodieta está toda mal"

Lo más sabio hubiera sido ignorarlo, pero como yo me monto en la ola rápidamente y me asalta una furia paleo descontrolada (risas), tuve que refutar punto por punto.

El artículo es este.

Y la refutación es la siguiente.

15. Mezcolanza biológica.

En 2 millones de años sí hubo muchos cambios y el genoma fue cambiando debido a ellos por selección natural. Pero en los últimos 40 ó 50 mil años (2% de esos 2 millones de años) los cambios fueron relativamente pocos.
Nuestro genoma guarda una correlación cercana al 99,8% con aquel hombre de hace 40 ó 50 mil años.
Por otro lado, los cambios que se produjeron fueron alteraciones epigenéticas y no representaron grandes cambios a nivel genético. A saber:

a. Capacidad de digerir más cantidad de almidones desde la revolución agrícola. Esta no es una adaptación genotípica sino epigenética ya que data desde el primer australopiteco que era preponderantemente herbívoro. En resumen, una adaptación epigenética es la capacidad de “prender” o “apagar” ciertos genes ya presentes para que codifiquen para ciertas capacidades. En este caso, para poder producir más amilasa salival y amilasa pancreática.

b. Capacidad para digerir lactosa luego de la finalización del amamantamiento.
De nuevo, si bien desde la revolución agrícola, ésta fue mejorada, es adaptación epigenética. El gen que codifica para la producción de lactasa (enzima que digiere la lactosa) ya estaba presente, como en todos los mamíferos, sólo fue necesario darle la señal de “no te apagues luego del amamantamiento”.
Por otro lado, desde la incorporación de alimentos neolíticos (agricultura) nunca fuimos capaces de adaptarnos a ellos porque no fue una cuestión de prender o apagar sino que, directamente, los genes necesarios para darle a los intestinos capacidad de digerir cabalmente los granos, nunca estuvieron presentes. Cabe destacar que tampoco se dio lugar en los últimos 10 mil años a que éstos aparecieran por mutación + selección natural ya que con la revolución agrícola y el surgimiento de las clases sociales, la selección natural se detuvo (reemplazada por selección social, empatía por el más débil, establecimiento de grandes poblaciones donde los depredadores quedaban fuera, etc.).

14. Bacterias.

Aquí hay un error observacional. Es evidente que la flora intestinal de una persona promedio moderna es distinta a la de un hombre antiguo. Precisamente, esto es parte del trastorno alimentario que sufren las grandes urbes. Contaminación con químicos provenientes de los alimentos procesados, contaminación con productos de tocador/belleza, altas dosis de hidratos de carbono refinados, aceites vegetales y granos. Todo ese cuadro hace que la flora sea inapropiada, produciendo trastornos como colon irritable, síndrome de malabsorción, favorecimiento de procesos proinflamatorios, etc.
“Las bacterias de tu intestino te hacen digerir los granos, las papas, los alimentos altos en fibra…”, afirma.
Aquí hay un error lógico: es cierto que los alimentos feculantes necesitan de un ambiente bacterial (fermentación) favorable para poder digerirse correctamente.
Las papas, las batatas, zanahorias y en general todos los tubérculos y raíces son altos en féculas (almidones) y necesitan de éste ambiente. Los granos también son altos en féculas pero en realidad, por la cantidad de sustancias bioactivas nocivas (lectinas, ácido fítico, gluten, inhibidores de proteasa, oxalatos, etc.) son de difícil digestión.
Bajo la afirmación del artículo, se podrían ingerir balas de plomo rellenas de almidón que las bacterias se encargarán de digerirlas.

13. Salud.

El artículo de The Lancet al que hace referencia es éste: http://download.thelancet.com/pdfs/journals/lancet/PIIS014067361361555X.pdf
Habla de momias con arterosclerosis y las cita como ejemplo de que la paleodieta no era sana. No soy experto en el tema, pero de movida, hay que saber que la momia más vieja que se encontró es la de Chinchorro de unos 7000 años de antigüedad (http://www.explora.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=2238:las-antiguas-momias-chinchorro-en-las-arenas-del-desierto-de-chile&catid=323:identidad&Itemid=1128).
Y no es que vayamos a encontrar momias mucho más antiguas, ya que ese es el límite que puede permanecer un cuerpo en estado de momificación.
Ahora bien, este artículo en realidad es una contraprueba: la momia más antigua de la que habla, data de unos 4 mil años atrás, cuando la dieta principal ya consistía de granos.
Pareciera que el autor de la nota no tiene idea de lo que está hablando.  El estilo de vida paleolítico es por definición más del doble de antiguo que dicha momia.

12. Expectativa de vida.

Realmente el autor no sabe de lo que habla.
¿Es cierto que la expectativa de vida no superaba los 40 años?
Sí, es cierto. ¿Pero qué significa?
Muchas personas, incluso académicas, no se manejan bien con las estadísticas.
Veamos lo siguiente:
Imaginemos una población de 20 niños recién nacidos:
-10 niños mueren a los 0 años (mortalidad infantil).
-Los otros 10 viven hasta los 90 años.
La expectativa de vida de esta población imaginaria es de:
(0+0+0+0+0+0+0+0+0+0+90+90+90+90+90+90+90+90+90+90)/20 = 45.
Cuarenta y cinco años. ¿Sirve de algo hablar en estos términos? No. ¿Alguno vivó realmente hasta los 45? No.
Entonces, al analizar cuestiones estadísticas es preciso hilar fino.
El hombre primitivo no superaba los 40 años de vida en promedio. Eso no significa que no hubiera viejos (¡y sanos!) en una población. De hecho, exploradores del sigo XIX que llegaron a poblaciones vírgenes como las de Papua Nueva Guinea relatan haber encontrado muchos ancianos cercanos a los 90 años.
Las causas de que el promedio de vida no fuera más allá de 40 son claras:
-Mortalidad infantil.
-Mortalidad en preadolescencia (un momento crítico en la vida de un individuo primitivo).
-Depredación.
-Trauma agudo.
Más allá de eso, no existían las enfermedades de la civilización como diabetes, obesidad, enfermedades cardíacas, degenerativas (Alzheimer, Parkinson, etc.), cáncer, etc.

11. Lácteos.

Acá realmente terminamos por comprobar que el autor no sabe nada y lo único que quiere es fastidiar la paciencia.
Este punto está explicado en el punto 15.

10. Extinción.

La paleodieta no se trata sólo de emular los hábitos alimenticios del hombre primitivo.
De hecho, sería imposible y hasta dogmático.
No es que no comamos granos “porque si el hombre antiguo no comía, debe ser bueno no comerlos”. No comemos granos porque hay razones de peso que la nutrigenética se encarga de demostrar día a día con ensayos clínicos.
El paso es inverso: no es no hacer algo porque el hombre antiguo no lo hacía, es demostrar que hay porqués para no hacerlo.
Y sí, es cierto que muchos alimentos paleolíticos no están disponibles tal y como eran en aquel entonces pero eso es un problema menor: la vaca doméstica no existía hace 7 u 8 mil años, existía un antecesor común de los bovinos, pero a los fines nutricionales no cambia en nada el cuadro ( http://es.wikipedia.org/wiki/Bos_primigenius_primigenius ).

9. Bichos del pantano.

Ahora comprobamos que además de querer fastidiar la paciencia, el autor es un imbécil.
“Deberíamos comer anfibios como ranas o lagartos”, afirma.
Bueno, sí, ¿por qué no?
La paleodieta sugiere comer carne, no hace falta aclarar cual carne sí o cual no (ninguna queda afuera). Esto depende de la biodisponibilidad.
Sin ir muy lejos, en Entre Ríos (Argentina) es cada vez más popular la carne de yacaré y en muchos  restaurantes alrededor del mundo sirven patas de rana (que se parecen mucho al pollo).

8. Insectos.

Bueno, está logrando fastidiar mi paciencia.
En muchos países, incluido México, los insectos son algo cotidiano.
De nuevo, son carne y la paleodieta sugiere comer carne. Eso no significa que tengas que probar todas las especies animales del mundo entero.

7. Comé hiervas en lugar de verduras del mercado.

Sí, es cierto. Muchas de las verduras modernas hoy existen porque el hombre metió mano seleccionando las mejores semillas durante muchas generaciones. Una especie de “selección natural asistida”. Como dije antes, lo mismo ocurre con todas las especies de animales y plantas domesticadas por el hombre; ocurre con el ganado bovino, con los cerdos y hasta con los perros que son novísimos incluso para la historia moderna.
Pero estas variaciones no cambian en nada el aporte de macronutrientes, micronutrientes y sustancias bioactivas que se puedan obtener de una especie.
De hecho, a lo largo de la evolución del hombre, las presas fueron cambiando, evolucionando y lo que estaba disponible hace 1 millón de años no era lo mismo que hace 40 mil años; ambos períodos comprendidos en la era paleolítica.

6. Presas pequeñas.

Este es un gran error.
Si bien es cierto que la transición de herbívoro a cazador fue progresiva y en el medio hubo un estadio de carroñero y de caza de  presas pequeñas, el hombre logró depredar grandes mamíferos. Aquí la relación costo/beneficio es fundamental: es más eficiente cazar un rumiante, una gacela, un cerdo salvaje que correr tras 20 ó 30 conejos.
La realidad del hombre antiguo fue exactamente al revés: presas grandes.
De hecho, ir tras presas grandes representaba tener un plan de acción, coordinado por varios individuos, una estrategia… una cuestión social compleja.

5. Órganos.
El autor está totalmente desinformado. Los órganos son ingredientes fundamentales en el menú asiático.
También lo son en países de Europa del Este, en España, en el norte de África y en países con tradición ganadera como Argentina, Uruguay y Brasil.
Pero insisto: para hacer la paleodieta no tenés por qué probar todos los animales del planeta con todos sus órganos.

4. No sabemos tanto.
No sabemos tanto sobre la dieta de nuestros antepasados de hace 2 millones de años, es cierto. Pero sabemos bastante más a medida que avanzamos en el tiempo. Hay muchas evidencias arqueológicas (restos en utensilios, coprolitos, marcas de cortes en huesos, restos en piezas dentales, etc.) que dan un panorama bastante detallado de lo que comía el hombre desde hace 70 mil años a la actualidad.
Es cierto que la relación exacta plantas/animales no la sabemos. Tampoco nos preocupa demasiado: comía plantas y animales y con eso alcanza. La paleodieta no se expresa en este sentido, no habla de cantidades. Incluso hoy en día quedan poblaciones casi vírgenes como los Masaii que se alimentan casi exclusivamente de cabras y su leche, Esquimales que comen sólo pescado y focas o tribus de Amazonas que incorporan muchas más plantas que animales.
Por otro lado, dice “Ellos podrían incluso haber comido granos”.
La respuesta a esta última suposición es un rotundo no: http://www.dietapaleolitica.es/showthread.php?t=87

3. Flexibilidad.

“Incluso podríamos aprender a adaptarnos a dietas como las de McDonald’s”, sostiene.
Bueno, creo que voy entendiendo cuales son los intereses que persigue el artículo: enfermos somos más rentables. Tal vez el autor se lleve algún “regalito” por la nota.
Más allá de los intereses, afirmar que nos podríamos adaptar a comidas chatarra, pone en evidencia que el autor nunca en su vida se interesó por ningún tema relacionado a la evolución de las especies.
Es otro rotundo, no. No podríamos adaptarnos:
Acá podría poner varios links que explicaran cómo funciona la Selección Natural. ¿Vale la pena? Creo que ya no. Tal vez sólo recordar que el hombre moderno ya quedó fuera de este orden natural y no hay posibilidad alguna de adaptación a sustancias neolíticas.

2. No todo lo que propone la paleodieta es malo.

¿Es un chiste, verdad? El artículo se titula "Por que la Paleodieta está toda mal" ¿En qué quedamos?.
De hecho, este es el punto más importante: reconozcamos por un momento que sería imposible hacer la dieta 100% igual a como la hacían nuestros ancestros, ok. ¿Entonces por esa razón intentar emularla estaría mal? ¿Entonces hay que hacer exactamente lo opuesto? Si no podés evitar comer un poco de veneno, entonces tomate el frasco entero.

1. Mucho antes.

La epidemia de obesidad efectivamente es algo que recién surgió en el siglo XIX.
Una dieta óptima va mucho más allá de los fines estéticos.
Por otro lado, la arterosclerosis, el cáncer, las enfermedades degenerativas y coronarias sí son mucho más antiguas que la obesidad y son enfermedades neolíticas.
¿El autor se olvidó que un par de puntos más arriba citó el ejemplo de las momias con arterosclerosis? Momias neolíticas que basaban su alimentación en cultivos.



Si quieren pueden ayudarme a aderezar los puntos.